miércoles, 21 de noviembre de 2018

¿Presupuestos improvisados?¿Improvisación presupuestaria?

El tema de los presupuestos siempre es espinoso. Al menos desde que uno se fija en esas cosas. ¿Cuánto dinero pagamos, cómo se recauda y a dónde va? Según cómo esté el país, así se pregunta de una manera o de otra. O no se pregunta directamente. Uno está acostumbrado a que cada cierto tiempo saquen previsiones de crecimiento estamentos oficiales como la Comisión Europea o privados como Standard & Poors. El FMI no lo pongo porque no sabría donde. Pero también la Comisión estudia los presupuestos. Viendo el resultado de la evaluación que han hecho del borrador presentado por el Gobierno, me gustaría saber en qué se basan para ella. Porque para decir eso tienen que saber las cuentas. Porque si se basan en previsiones quisiera saber porqué son mejores que las nuevas. Porque si no hubiera tantos porqués la gente estaría más tranquila.
Lógicamente un gobierno de izquierdas debe mirar más por el ciudadano de a pie. Ese que va a trabajar en transporte público, ese que tiene su pequeño negocio o ese que cobra una pensión. Pero también debe mirar por el empresario para que cumpla sus obligaciones con ese ciudadano de a pie. Lo malo es que no lo hace. En los tiempos de Felipe González no se miraba tanto ya que había curiosidad por ver como funcionaba el primer gobierno socialista desde la República y porque, en cierto modo, había dinero. En los tiempos de Zapatero se dio cuenta la gente que había algo que eran los presupuestos y que no había dinero para todo. Muy seguramente todo viniera de atrás pero, que casualidad, que sólo se alerta cuando hay gobierno de izquierdas. Porque con Rajoy también hubo sus más y sus menos con ello.
En fin, que ellos saben las cuentas pero no saben contar. O unos o los otros. Unos porque deben contar con el pueblo (se supone). Otros porque deben contar con los gobiernos. Pero no cuentan, no saben contar o ambas cosas.
No sé si de ésto he escrito alguna vez anteriormente. De haberlo hecho sería en El Azote (http://el-azote.blogspot.com). Si lo hice, la pregunta es la misma. ¿Puedo saber/Podemos saber las cuentas del Estado? ¿Puedo saber/Podemos saber los cambios que se van a hacer?
Seguramente serán de esas preguntas sin respuesta.

miércoles, 24 de octubre de 2018

Desconcertante.

Siempre he tenido respeto (aunque ellos no lo entiendan) por la gente que piensa diferente a mí. Quien haya leído alguno de mis artículos sabrá que no soy de izquierdas aunque hay ideas que comparto en mayor o menor medida. Pero lo que no llego a entender es la forma que tiene este gobierno de gobernar. Mi idea es que este presidente montó un gobierno pasajero para poner en marcha, por las buenas o por las malas, leyes para que quede su nombre grabado en documentos oficiales y, tras ello, convocar elecciones. Ese momento es en el que se procede a hacer balance de su etapa de presidente.
Pero en esa época en la que se mira hasta la marca de los grifos de la casa de los primos segundos de la consuegra, no se puede poner a cualquiera en cualquier puesto por quedar bien.
Puede que este artículo podría quedar mejor en El Azote o Diagnóstico Equivocado pero aquí es donde, creo, debe estar ya que de trata de políticas de izquierda. Y esas políticas se basan en cuidar al ciudadano de a pie. Pero claro, hay que saber hacerlo. Y también, cómo.
Y este gobierno, en vez de querer jugar por dentro, prefiere abrir a la banda para luego decir que se les había escapado el balón.

lunes, 9 de julio de 2018

No es no. O si. Segunda parte.

Érase una vez un señor cuya única intención, su única pretensión, su única ilusión en la vida era ser presidente. Daba igual de lo que fuera. Pero como tenía buena imagen, decidió serlo del Gobierno. Lo peor de tener el convencimiento de que se va a conseguir algo sin estudiar las diferentes situaciones, es que puede pasar que no lo consigas. Bueno, lo único que miró es quien le podía ayudar a lograr su intención, su pretensión, su ilusión. Todo ello sin pensar más que en él. Bueno, en él y en su señora.
Pero mira que no salió. Incluso quedó mucho peor de lo que daba por hecho que iba a lograr. Cosas que pasan.
Pero cerrarse en banda no conduce a nada a menos que tengas habilidad porque si no, pierdes el balón. Todo depende de lo que puedas aguantarlo. Y ahí, en esa situación, por mucho "no es no" que se diga, si uno no sabe, aunque tenga apoyo, éstos también tienen que saber estar.
Ha llegado la hora de demostrarlo. Y de momento, pierde.

jueves, 3 de mayo de 2018

No es no. O si.

El "no es no" es un dicho que vale para muchas cosas. La verdad es que existe desde hace mucho tiempo pero se ha puesto de moda desde hace unos años. Primero fue Figurín (Pedro Sánchez para quien no lo sepa) con la investidura de Soso (Mariano Rajoy). No le quería de presidente pero tampoco quería nuevas elecciones. No podía haber dos negaciones pero también negaba que no hubiera más opciones. Eso sí, tampoco aportaba. Todo el mundo sabe que en una operación lógica, si los dos términos son iguales, la operación da resultado positivo. Por eso, a veces, no es no es sí. De la otra versión de la expresión ya hablaré en El Azote (http://el-azote.blogspot.com) o en Diagnóstico Equivocado (http://diagnosticoequivocado.blogspot.com). Aquí es tema más político ya que esa situación que describí al principio se está dando, de forma muy parecida, en Cataluña. Pero eso es otro tema.
La historia de aquí se refiere al modo de tratar por parte de PSOE y Engañemos el caso Cifuentes. Que realmente les ha dado lo mismo el caso Cifuentes. Ellos han visto la posibilidad de aprovecharse del caso Cifuentes. Y más Engañemos que otra cosa ya que los otros no valen solos. Claro que ellos, por no valer no valen ni para ir a la cafetería de la Asamblea. Eso sí, a diferencia de algún inteligente que le dio por poner "carril del 10" al espacio pegado a la banda izquierda cuando el 10 nunca ha sido un extremo, de éstos que se quieren poner morados no hablaré más que de refilón. Desde un punto de vista a pie de calle uno ve que el panorama político español está cambiando. Y rápido. Ya ni hay dos colores nada más. Han aparecido dos más para ampliar la variedad cromática de la política española. Pero por el carril del 10 sigue el mismo.
El no es no de Figurín cuando las antiguas elecciones no es más que el típico "me da igual lo bueno o malo que sea siempre y cuando no estés tú". Más que la versión nueva del refrán, "más vale lo malo por conocer que lo peor conocido". Pero es lo que hay. Para que un equipo vaya bien tiene que tener dos interiores que funcionen. Los extremos dependen más de lo que penetre el delantero centro aunque sea desde dentro desde donde les surtan balones. Pero lo principal, en la primera línea son los interiores.
El no es no significa presentar una alternativa. Y nuestro principal negador (por ser el jefe de la oposición), niega pero no presenta. Es como si esperara que su extremo le retrase el balón y, en función de las condiciones del pase, ver lo que hace con él. Esa no es la función del interior.
Así que si alguien dice que no, de manera firme, debe decir el porqué. Y eso es algo que va por todos. Pero no puede ser negarse por que sí para luego pasar a un "puede ser" y luego al "si" aunque sólo sea por quedar bien. Eso también va por todos.

lunes, 15 de enero de 2018

Saber

Desde hace mucho tiempo, siempre me llamó la atención eso de izquierda y derecha. Pero más me llama oyendo hablar a la gente que se catalogan de izquierda (como digo luego) que son los que suelen usar más este vocabulario. aunque los del otro lado también la usan aunque menos. Y no me refiero a las posiciones, las manos, piernas u orejas sino al tema político. Bueno, no es cierto. La política viene de posiciones. Unos estaban a la derecha y otros a la izquierda. Pero desconozco la razón por la que se ponían así. Igual es por la zona por la que entraran. O porque unos eran más cristianos y eso hacía que se pusieran a la derecha del que mandaba. Pero, dicho todo esto, siempre me ha gustado saber qué es la derecha. ¿Qué es la izquierda? ¿Quiénes son los liberales? ¿Y los reformistas? A los conservadores se entiende que significa que es gente que quiere que todo se quede como está. Pero, ¿quiénes? ¿Altos? ¿Bajos? ¿El tendero? ¿El kiosquero? ¿Jardinero o albañil? ¿Quién? ¿Alguien lo sabe? Doy por hecho que los progresistas son los que quieren progresar. Pero, ¿hacia a dónde? ¿Cómo? ¿Porqué? Y los reformistas, a reformar. Lo que sí que tengo claro es que hay gente que se define como de izquierdas. Y, por una simple regla de tres, los que están a su derecha, lógicamente son de derechas. Y eso es malo. ¿Porqué? Ellos sabrán y es otra cosa que quisiera saber. Aunque lo mismo pasa al revés. No sé si ellos se llamaban de derecha pero sí que piensan que es malo todo lo que venga de su izquierda. Hay cierta de esta gente que se define de izquierdas, que tiene a bien usar otra palabra que me gustaría que me explicaran. Obrero. ¿Quién es el obrero? ¿El que obra? Si es eso, es el que actúa. El que hace una obra pero no es un albañil. Un albañil hace albañilería. ¿O no es así? Quilosá. Así tal cual suena, lo escribo. Igual que el empresario es el que tiene una empresa. Pero, ¿de algún tamaño concreto? Si es así, ese tamaño ¿va en personal, dinero, espacio que ocupa, ...? ¿En qué? Esa gente que se dice de izquierda pone las etiquetas de obrero al trabajador de cuenta ajena y al su empleador. Pero, ¿es así?
Siempre he dicho, digo y diré que, salvo en el salón de casa, el saber no ocupa lugar. Así, si uno sabe, puede entender lo que oye o lee. Ya sea para un lado (educativo) u otro (educativo). Sí, que nadie se asuste que lo he puesto adrede. Porque escuchar o leer a alguien que no dice o no escribe las cosas de forma correcta, ya sea porque no sepa de lo que se encarga o que lo diga a medias, puede ser tan educativo como quien escucha o lee a alguien que sí sabe. De los errores también se aprende, dice el dicho.
Por eso, para poder ampliar mis conocimientos, quisiera saber que quieren decir, tanto unos como los otros también, ya que en variedad está el gusto. Esto es otra cosa que se ha dicho mucho en estos tiempos. Variedad. Variedad de vocablos. Variedad de conceptos. Variedad de ideas. Distintos vocablos. Distintos conceptos. Distintas ideas. Todos los vocablos, respetables. Todos los conceptos, respetables. Todas las ideas, respetables. ¿Todos los vocablos válidos? Salvo que se escriban con faltas de ortografía, digo yo que sí. ¿Todos los conceptos válidos? Pues depende de quién lo explique, de quién lo escuche, de quién lo interprete. ¿Todas las ideas válidas? Pues a menos que alguien lo haya hecho a mala idea (nunca mejor dicho), al igual que los conceptos, todo depende de quién lo explique, escuche, interprete. Yo, por lo menos, lo relaciono todo. El orden de los factores igual si altera el producto ya que lo normal sea que alguien tenga una idea, que esa idea genere un concepto y que, a partir de todo eso, salga la necesidad de llamarlo de alguna manera. Así que, también igual, lo he puesto en orden inverso.
Izquierda. Derecha. Liberales. Reformistas. Conservadores. Progresistas. Obrero. Empresario. Y más. En el Reino Unido, los partidos principales son liberales y conservadores. En EEUU, republicanos y demócratas (igual los primeros no quieren la democracia). En Alemania, demócrata-cristianos y socialdemócratas. Otros términos interesantes de analizar. Algunos los puedo entender. Otros, no. Sí, ya lo sé. Hay más partidos. Pero se ponen unos nombres muy raros que no hay quien entienda.
Saber

viernes, 12 de enero de 2018

Si alguien lo entiende, que me lo diga.

El fútbol es un deporte inventado por los ingleses, dónde juegan 11 contra 11 pero siempre ganan los alemanes. Eso lo dijo Gary Lineker el siglo pasado. Ésto viene a raíz de lo que alguien dijo tras las elecciones catalanas del año pasado. España es una nación de izquierdas pero nunca ganan. O, por lo menos así lo veo yo, no saben como ganar.
Pienso, luego existo (aunque la regla no se puede aplicar a todos ya que hay muchos que existen sin pensar), que lo que le pasa a la izquierda moderada de este país, que es a la que va dirigida este blog, es que está últimamente en agua de nadie (dicho resultante de juntar tierra de nadie y entre dos aguas).
La verdad es que hay más partidos de esos que se ponen a la izquierda que de los que se ponen al otro lado. Seguro que, al igual que yo, habrá más gente que tenga dudas sobre lo que es derecha e izquierda en política. De eso tengo un artículo pendiente de ser publicado en este blog y en El Azote (http://el-azote.blogspot.com) donde las expreso. Pero a lo que vamos. Hay muchos. Recuerdo que de pequeño, más que ahora pero con derecho a voto, me puse a leer los partidos que venían en la papeleta (A3'5 por el tamaño) y me di cuenta de la cantidad de formaciones que había, algunas de las cuales no había oído en mi vida. Pero cada día no va a su rollo. Socialistas, socialdemócratas, comunistas, ....... Muchas cosas de las que también pediré información en el artículo al que me he referido más arriba. Porque entiendo (por entender digo lo primero que se me venía a la cabeza cuando oía esos nombres) que los socialistas son gente social, los socialdemócratas lo mismo pero con el poder del pueblo y los comunistas eran gente de comunidad. Bien de la sociedad, bien de la sociedad pero contando con ella y bien de la comunidad. Esos pensamientos hicieron que pensara, lo cual es obvio, dando como resultado que Carlos III era socialista (todo para el pueblo pero sin el pueblo) y Jesús era comunista. Luego llegó el término del uso (puesto al revés adrede) obrero. Pero no todos los partidos lo acuñaron. Hay que diferenciarse. Si por obrero se entiende trabajador, ¿no todos los partidos, supuestamente sociales y comunales o a favor de la sociedad y la comunidad, de preocupaban de la clase trabajadora (da la impresión de ser clasista)?
La verdad es que no lo sé la razón de que haya tanto. Y dado que cuando se juntan siempre hay tiranteces, no entiendo como alguien puede decir eso de que España es de izquierdas.
Y ahora cedo la palabra a la gente que tengo a mi izquierda, o a mi derecha. Porque, a menos que giren conmigo, todo dependerá de hacia dónde mire. Hacia el norte, hacia el sur, hacia el este, hacia el oeste. Lo que demuestra que lo que importa no es el lado sino lo que se quiera hacer.