viernes, 14 de febrero de 2014

Los muertos no tienen bandera.

Un muerto es un muerto. Un muerto está muerto y no se puede hacer otra cosa por él que honrar su memoria, si se lo merece. Creo que en eso estamos todos de acuerdo. Pero un muerto no está por encima de otro. Y si tuvo una muerte violenta o no deseada (teniendo en cuenta que nadie, aunque sabe que se terminará muriendo, quiere hacerlo), hay que saber el porqué, cómo y cuándo. ¿A qué viene ésto? Ayer por la noche, en las noticias de Cuatro, hablaban de manifestaciones. Bueno, más que de manifestaciones, del lugar donde se hacen. Y es que, por alguna razón, la gente le da por manifestarse en la Puerta del Sol. Como estaba en un bar, el volumen no era muy alto pero me pareció que la reportera decía que el año pasado se habían autorizado cerca de 300 manifestaciones en ese punto o que iban a pasar por allí. De si han de pasar o no, hablaré otro día. De lo que quiero escribir es de la gente que se estaba manifestando en ese momento. Víctimas del franquismo. Vamos por partes. Toda la gente que murió por ser contrario al régimen, de una forma violenta y cuyo cuerpo no fue entregado a sus familiares para proceder a su entierro sino que está sepultado en alguna parte, entre el 1 de abril de 1939 y el 20 de noviembre de 1975, es víctima del franquismo. Pero la gente que murió a manos de los rebeldes (o golpistas, sediciosos o como se les quiera llamar) durante la guerra, no pueden ser catalogadas así. Son víctimas de la guerra. Una guerra absurda, como lo son todas las guerras pero más lo es si es entre hermanos. Pero me parece bien que se busquen las fosas comunes en las que están enterrados. Eso sí, estoy a favor que se busquen los muertos de un bando pero también los del otro. Porque las milicias que estaban aliadas al gobierno, no eran unas hermanitas de la caridad. Desde la impunidad que da el estar del lado del poder, cometieron sus actos vandálicos también. ¿Cuántos cadáveres (bueno, restos de huesos) se pueden encontrar si alguien le da por mirar en el fondo de la presa del Pontón de la Oliva, en la sierra de Madrid? ¿Cuánta gente fué asesinada en los pueblos que estaban en la zona controlada por el gobierno por dar de comer a los golpistas? Bueno, eso es colaboración con el enemigo y puede tener cierta justificación pero, ¿por tener un cura, un monje o una monja en la familia? Cuando hablan de la memoria histórica, tan alentada por Zapatero cuando se comenta que su abuelo fue uno de los represores de la Revolución de Asturias, se debe recordar a todos. A los que pensaban de una manera, a los que pensaban de la otra, a los que no pensaban y a los que no tenían pensado estar donde estaban.
Los muertos no tienen bandera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario